- LA HUERTA DE MURCIA
La Huerta de Murcia es una comarca natural que comprende las tierras que riega el río Segura, desde sus inicios en la Contraparada. La Huerta de Murcia comprende los términos municipales de Beniel, Santomera, Alcantarilla y, la mayor parte, de Murcia. La Vega Media del río Segura es una llanura fluvial, delimitada al norte y al sur por zonas montañosas (como la cordillera prelitoral constituida por El Valle y Carrascoy y otras sierras) y al norte, con otras elevaciones montañosas de menor altitud. Ambas, al sur y al norte, bordean al río Segura y a su afluente el río Guadalentín, denominado en Murcia como "El Reguerón".
Fotografía de la huerta murciana, con dos palmeras que poseen dátiles y un
huerto de limoneros y naranjos verdosos, al fondo el Parque Regional de
El Valle y Carrascoy.
La Huerta de Murcia comienza en la Contraparada y termina en el límite con la provincia de Alicante. La Contraparada, que es una presa construida entre los siglos IX y X por los musulmanes, sirve para distrubuir las aguas del río por la huerta. De esta presa parten dos acequias mayores: una que circula por el margen derecho del río ( Alquibla, al sur) y otra por el margen izquierdo (Aljufía, al norte).
Las acequias constituyen las aguas vivas, que son las que se utilizan para regar los huertos. Las azarbes constituyen las aguas muertas, que son las sobrantes de los regadíos y son vertidas de nuevo al río.
La Huerta de Murcia está configurado como un paisaje agrario de enorme valor ecológico, además de ser el "cinturón verde" que rodea a la ciudad de Murcia. A su vez, tanto las motas y caminos que cubren las parcelas, como las acequias y azarbes poseen una riqueza de fauna y flora singular, contribuyendo a aumentar la biodiversidad de la región.
Tramo de la acequia Alquibla del Norte.
La Huerta de Murcia está configurado como un paisaje agrario de enorme valor ecológico, además de ser el "cinturón verde" que rodea a la ciudad de Murcia. A su vez, tanto las motas y caminos que cubren las parcelas, como las acequias y azarbes poseen una riqueza de fauna y flora singular, contribuyendo a aumentar la biodiversidad de la región.